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martes, mayo 13, 2025
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“Cantos de protesta” de Beto Orchosky

Los que tenemos la suerte de conocer a Beto Orchosky podemos asegurar, sin lugar a dudas, que este libro es el propio Beto plasmado en palabras. Al leer la obra, me parece verlo frente a mí: su indómita rebeldía, su lacerante subjetividad, descarnada y desnuda, su insolencia, ese “ir de frente le guste a quien le guste” tan propio de él. Desde el principio hasta el final, la obra destila ideología, lo cual, por supuesto, no es censurable ni negativo, ya que la literatura, entre otras cosas, es reflejo de la realidad y el autor la enfoca utilizando su lente y mostrándonos su propia lectura. En realidad, en este caso, el autor ya lo anticipa en el título de la obra y quien se disponga a abordarla ya sabe con qué se va a encontrar.

“CANTOS DE PROTESTA” no es una obra para cualquiera, no es para mentes estructuradas, encajonadas ni para aquellos lectores que se posicionan frente a la lectura con preconceptos y rótulos.

Toda la obra es rebeldía pura y eso también se refleja en el lenguaje utilizado, contundente y directo. Los que pretendemos leer y apreciar literatura contemporánea tenemos que aceptar que a las cosas se las llame por su nombre, sin eufemismos ni atenuantes. Es muy valorable, en este caso, la interesante utilización del lunfardo, tan caro a nuestra idiosincrasia porteña, actualmente menospreciado y olvidado.

No puedo dejar de mencionar aquí que conocí a Beto Orchosky, hace algunos años, como actor. Lo conocí en esa faceta y – debo confesarlo – me cautivó inmediatamente, por su histrionismo, su manejo del ámbito escénico, por esa actitud quijotesca suya de ponerse la obra al hombro para “sacarle lustre” y conferirle así un innegable valor agregado.

En “CANTOS DE PROTESTA” descubro, con sorpresa y agrado, que Beto también sabe manejar la pluma con destreza y que encontró en esta maravillosa vía un instrumento para volcar su inconformismo, su bronca, su subjetividad y también – yo por lo menos así lo sentí – su ternura.

Nota realizada por Graciela Perrone para La Noticia Sur

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“CANTOS DE PROTESTA” no es una obra para cualquiera, no es para mentes estructuradas, encajonadas ni para aquellos lectores que se posicionan frente a la lectura con preconceptos y rótulos.

Toda la obra es rebeldía pura y eso también se refleja en el lenguaje utilizado, contundente y directo. Los que pretendemos leer y apreciar literatura contemporánea tenemos que aceptar que a las cosas se las llame por su nombre, sin eufemismos ni atenuantes. Es muy valorable, en este caso, la interesante utilización del lunfardo, tan caro a nuestra idiosincrasia porteña, actualmente menospreciado y olvidado.

No puedo dejar de mencionar aquí que conocí a Beto Orchosky, hace algunos años, como actor. Lo conocí en esa faceta y – debo confesarlo – me cautivó inmediatamente, por su histrionismo, su manejo del ámbito escénico, por esa actitud quijotesca suya de ponerse la obra al hombro para “sacarle lustre” y conferirle así un innegable valor agregado.

En “CANTOS DE PROTESTA” descubro, con sorpresa y agrado, que Beto también sabe manejar la pluma con destreza y que encontró en esta maravillosa vía un instrumento para volcar su inconformismo, su bronca, su subjetividad y también – yo por lo menos así lo sentí – su ternura.

Nota realizada por Graciela Perrone para La Noticia Sur

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