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viernes, octubre 4, 2024
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Marta Paredes: “En ALCCA priorizamos a la persona, el que no puede pagar, se lo atiende igual”

La Presidenta honoraria y una de las fundadoras de ALCCA Avellaneda, Marta Paredes, nos recibió en su despacho ubicado en la calle Colón 980 de dicha localidad donde nos contó sobre los inicios de la Asociación de Lucha contra el Cáncer de Avellaneda.

La institución actualmente está presidida por Nicolás Falcioni y cuenta con consultorios ginecológicos, en los cuales se atienden unas 80 mujeres al mes. Ecografías, también unas 80 personas al mes (en algunos casos con más de una eco) y mamografías, las cuales ya no son aranceladas y se atienden unas 20 personas mensualmente.

En ALCCA se hace todo a pulmón y se busca ayudar a la mayor cantidad de personas posibles, no cuentan con financiación por parte de la Provincia ni el Municipio y la atención es gratuita, aunque, si está dentro de las posibilidades económicas del paciente, el mismo puede abonar el arancel hospitalario mínimo.

Marta, que a sus 93 años, sigue asistiendo a la oficina 3 veces por semana, nos regaló un poco de la impresionante historia de esta gran asociación.

  • Contanos un poco sobre los inicios de ALCCA

Empezamos a trabajar en 1956 junto a un grupo de amigas, en aquel entonces un conocido médico, Moisés Polak, tenía voluntad de ayudar pero no contaba con los elementos para realizar sus tareas. Al principio éramos 4 mujeres, junto a voluntarios que se sumaban, y comenzamos  golpear puertas y pedir colaboraciones para que este médico pudiera realizar su trabajo.

Nos encontramos con muchas trabas al principio porque claro, teníamos voluntad y predisposición pero al no tener personería jurídica, no nos permitían retirar de la aduana las cosas que habíamos logrado comprar. Con un poco de ayuda de LALCEC (Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer) logramos que nos entreguen los aparatos y sin saberlo, habíamos ingresado al país el primer fotomicroscopio.

Es imposible no ver la dedicación y devoción de Marta hacia esta institución, mientras nos lleva a recorrer un poco el edificio, aprovechamos para que nos cuente sobre el mismo y cómo llegaron a instalarse ahí.

  • ¿Siempre estuvieron ubicados en Colón 980?

Noooooo! Pasamos por varios lugares. Al principio fue difícil, porque no teníamos una locación fija. Comenzamos a hacer reuniones una vez por semana en el Club Pueblo Unido, en la calle Lavalle, al tiempo el Círculo Universitario sobre la Av. Belgrano nos cedió un espacio y también el salón para hacer reuniones y eventos que usábamos para recaudar fondos. Hacíamos de todo para juntar dinero y ayudar a Hospitales de la zona como al Centro Materno Infantil, al Fiorito, al Finocchieto, todo era a pulmón.

        En 1977 recibimos una importante donación, una casa que estaba ubicada en la calle Ameghino 875 que la fuimos refaccionando con ayuda de todos y con el pasar de los meses hicimos consultorios que con el tiempo empezaron a llenarse de personas que necesitaban atención médica.

        Un par de años después, el Ministro de Salud de la provincia pidió que se haga un espacio destinado para instalar la bomba de cobalto que habíamos conseguido y así fue como llegamos acá.

  • Tengo entendido que la bomba era difícil de conseguir y encima carísima ¿no?

La famosa bomba de cobalto, debía ser traída desde Canadá y demoraba un año, porque se hacía a demanda. Salía 300 mil dólares, una suma imposible para nosotros, pero también sabíamos que era lo que se necesitaba para poder atender a las personas, era muy difícil conseguir clínicas que hicieran radioterapia.

Pero con la ayuda de grandes personas se pudo concretar lo que al principio era un sueño lejano. Y a partir de ahí, siempre seguimos creciendo y buscando mejorar la atención. Pero siempre digo, ALCCA creció y llegó a donde está porque toda Avellaneda se movilizó, todos buscaban ayudar y aportar a su manera.

Sobre el final le pedimos a Marta que nos deje unas impresiones sobre qué es ALCCA para ella, “Lo cuido como a un hijo, es un lugar donde todo se hace con amor, se atiende con amor y ternura y se contiene a la persona, porque eso es ALCCA, los tiempos pudieron haber cambiado, los lugares, los remedios, los médicos, todo, pero lo que no cambia es la forma de contener y brindar amor a los que vienen en busca de atención”.

 

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La institución actualmente está presidida por Nicolás Falcioni y cuenta con consultorios ginecológicos, en los cuales se atienden unas 80 mujeres al mes. Ecografías, también unas 80 personas al mes (en algunos casos con más de una eco) y mamografías, las cuales ya no son aranceladas y se atienden unas 20 personas mensualmente.

En ALCCA se hace todo a pulmón y se busca ayudar a la mayor cantidad de personas posibles, no cuentan con financiación por parte de la Provincia ni el Municipio y la atención es gratuita, aunque, si está dentro de las posibilidades económicas del paciente, el mismo puede abonar el arancel hospitalario mínimo.

Marta, que a sus 93 años, sigue asistiendo a la oficina 3 veces por semana, nos regaló un poco de la impresionante historia de esta gran asociación.

  • Contanos un poco sobre los inicios de ALCCA

Empezamos a trabajar en 1956 junto a un grupo de amigas, en aquel entonces un conocido médico, Moisés Polak, tenía voluntad de ayudar pero no contaba con los elementos para realizar sus tareas. Al principio éramos 4 mujeres, junto a voluntarios que se sumaban, y comenzamos  golpear puertas y pedir colaboraciones para que este médico pudiera realizar su trabajo.

Nos encontramos con muchas trabas al principio porque claro, teníamos voluntad y predisposición pero al no tener personería jurídica, no nos permitían retirar de la aduana las cosas que habíamos logrado comprar. Con un poco de ayuda de LALCEC (Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer) logramos que nos entreguen los aparatos y sin saberlo, habíamos ingresado al país el primer fotomicroscopio.

Es imposible no ver la dedicación y devoción de Marta hacia esta institución, mientras nos lleva a recorrer un poco el edificio, aprovechamos para que nos cuente sobre el mismo y cómo llegaron a instalarse ahí.

  • ¿Siempre estuvieron ubicados en Colón 980?

Noooooo! Pasamos por varios lugares. Al principio fue difícil, porque no teníamos una locación fija. Comenzamos a hacer reuniones una vez por semana en el Club Pueblo Unido, en la calle Lavalle, al tiempo el Círculo Universitario sobre la Av. Belgrano nos cedió un espacio y también el salón para hacer reuniones y eventos que usábamos para recaudar fondos. Hacíamos de todo para juntar dinero y ayudar a Hospitales de la zona como al Centro Materno Infantil, al Fiorito, al Finocchieto, todo era a pulmón.

        En 1977 recibimos una importante donación, una casa que estaba ubicada en la calle Ameghino 875 que la fuimos refaccionando con ayuda de todos y con el pasar de los meses hicimos consultorios que con el tiempo empezaron a llenarse de personas que necesitaban atención médica.

        Un par de años después, el Ministro de Salud de la provincia pidió que se haga un espacio destinado para instalar la bomba de cobalto que habíamos conseguido y así fue como llegamos acá.

  • Tengo entendido que la bomba era difícil de conseguir y encima carísima ¿no?

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Pero con la ayuda de grandes personas se pudo concretar lo que al principio era un sueño lejano. Y a partir de ahí, siempre seguimos creciendo y buscando mejorar la atención. Pero siempre digo, ALCCA creció y llegó a donde está porque toda Avellaneda se movilizó, todos buscaban ayudar y aportar a su manera.

Sobre el final le pedimos a Marta que nos deje unas impresiones sobre qué es ALCCA para ella, “Lo cuido como a un hijo, es un lugar donde todo se hace con amor, se atiende con amor y ternura y se contiene a la persona, porque eso es ALCCA, los tiempos pudieron haber cambiado, los lugares, los remedios, los médicos, todo, pero lo que no cambia es la forma de contener y brindar amor a los que vienen en busca de atención”.

 

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